En estos días he
estado reflexionando sobre el bitcoin y su autoría desde el punto de vista
ideológico. Los anarcocapitalistas se atribuyen su éxito porque se adapta a sus
ideas ya que supuestamente “elimina el estado o la autoridad monetaria”, los
liberales y libertarios también atribuyen sus cualidades a la mejor representación
del Estado limitado ya que dentro de los protocolos de las distintas
plataformas para comprar, pagar y vender usando bitcoin existe una especie
(según ellos) de estado limitado y absolutamente objetivo que sirve de “autoridad”
ya que controla y sanciona virtualmente con su reputación a todo aquel que ose
estafar en alguna transacción. De hecho las estadísticas que llevan sobre cada
comprador y vendedor semejan a un record policivo de las naciones. Sin embargo
yo creo que estas tres corrientes promotoras del capitalismo no se han
percatado de que el BITCOIN NO ES UNA MONEDA ya que no suena (sentido del oído),
no es física (sentido del tacto) y tampoco la puedes ver ni oler (sentido de la
vista y olfato), es decir con el bitcoin no puedes jugar al azar del “cara o
sello” y tampoco guardarla como moneda de la suerte. Su única cualidad es como
reserva de valor y adicionalmente como valor de cambio dadas las coincidencias
puntuales de necesidades del comprador, pagador y el vendedor. Veamos la
definición de la palabra catalaxia que es el título de este artículo:
Catalaxia: “El concepto fue empleado de manera
sistemática por primera ocasión por el economista austriaco Ludwig von Mises. Friedrich Hayek usó el término catalaxia para describir «el orden que surge
por el ajuste recíproco de muchas economías individuales en un mercado»”
(Wikipidia)
Este concepto es
el que mejor se adapta para ubicar la autoría “ideológica o concepto intelectual”
del bitcoin y creo que allí todos los liberales clásicos, libertarios y anarcocapitalistas
podemos coincidir ya que si algo no debe estar en discusión es que la
tecnología cada día nos hace más libres y la “dimensión material humana” ha
sido beneficiada con la tecnología de blockchain implícita en el bitcoin para hacer
intercambios “voluntarios basados en la confianza y coincidencias de
necesidades de dos personas, solo ellas y nadie más salvo la web y su protocolo
de seguridad escogido libremente por el usuario. Cuando afirmo que el bitcoin
no es una moneda me refiero a que el bitcoin vino a resolver al problema del
trueque de siglos atrás que en esos tiempos se resolvió al convertir productos
materiales en otra cosa como el concepto de “dinero” que minó el imaginario
colectivo del mundo entero y que en su época tuvo las mismas dudas de las cuales
hoy también tiene el bitcoin, pero que espontáneamente poco a poco ha sido
aceptada como lo fue la sal, el tabaco, las pieles, la plata y el oro. El
trueque hace miles de años era un problema cuando había que intercambiar
productos materiales indivisibles como una vaca por tres ovejas. La transacción
se daba pero era lento y engorroso encontrar esas coincidencias de necesidades
en dos personas. Allí aparece la sal que es un mineral, es materia de valor de
uso y que el “orden espontaneo” convirtió en dinero desfigurando su propia
esencia natural de mineral físico a un concepto mental, metafísico e hipnótico
como el dinero. Pero la sal, el tabaco y las pieles se desgastan por lo que no
sirvieron de reserva de valor, dando paso al oro y la plata que si cumplen con
todas las cualidades del dinero de ser divisible, fungible (una onza de oro es
la misma onza de oro en cualquier parte del mundo) y no se desgasta por lo que
sirve de reserva de valor. Incluso el oro en sus inicios no tuvo la misma
aceptación dada su escasez o abundancia relativa de acuerdo a las zonas donde
se usa como por ejemplo cuando los aborígenes y españoles intercambiaron
espejitos que eran muy valiosos en América dada su escasez, por oro que tenían
en abundancia estos aborígenes. A estos aborígenes les parecía una locura que
los españoles se fascinaran con el oro, mientras los españoles se impresionaban
por la poca importancia que éstos le daban al mineral dorado. Esta percepción
no tenía nada que ver con las propiedades materiales de las cuales está cargada
la realidad física del oro y los espejos ya que ambos tienen propiedades
físicas que no se relacionan con su valor, salvo la subjetividad que los compradores y
vendedores le otorguen en si imaginación.
El dinero
resultó hipnótico para las personas ya que en él interactúan las dimensiones
humanas materiales, emocionales, místicas y racionales. Estas dos últimas
dimensiones fueron las que hipnotizó a
la humanidad con el concepto “dinero” ya que ese paso de realidad física a
valor subjetivo inmaterial se quedó como paradigma o arquetipo de que el dinero
no es solo propiedades físicas si no riqueza así sea un pedazo de papel. Y todo
esto comenzó cuando los orfebres comenzaron a acuñar monedas a los particulares
quienes al ver que cargar muchas monedas en sus bolsillos no era nada práctico
decidieron aceptar un papel que llamaron “pagaré” escrito en papel que era
respaldado por el oro que custodiaba el orfebre, transformando a muchos de
estos orfebres en banqueros ya que éstos observaron que esos pagarés o billetes
no eran canjeados por sus dueños inmediatamente lo que les inspiró a prestar a
crédito y por un interés más billetes en cantidad nominal (imaginario) a la
cantidad de respaldo material en oro que realmente tenían custodiando
(propiedades reales). Esto, siglos más tarde dio origen a los nefastos Bancos Centrales
por parte de un puñado de estrategas tramposos que observaron la hipnosis de la
humanidad y lograron hacer un gran negocio mercantilista de ello imprimiendo
billetes con respaldo en oro que a medida que imprimían más la relación
cociente entre billetes y oro era mayor traduciéndose en inflación. Finalmente
y para terminar de estafarnos hace 45 años ese respaldo en oro se terminó dando
paso a la mayor estafa a la humanidad con los llamados “dineros fiduciarios”
que no es otra cosa que billetes respaldado por la palabra de estafadores como
lo son los bancos centrales y la mayoría de los gobiernos del mundo. De hecho
los bancos centrales fue una idea de los marxistas con el manifiesto comunista
de 1848 y que los mercantilistas usaron a su antojo creándose esa cruel alianza
entre “empresarios” mercantilistas con gobiernos socialista que se benefician
de la amistad de gobernantes de turno, empresarios y banqueros. Incluso y para
volver al tema del origen del bitcoin, en el libro del alemán Heiz Dieterich “Hugo
Chávez y el socialismo del siglo XXI” publicado en el año 2004, en uno de sus
capítulos se refiere a los mercados de intercambios de equivalencias donde los
computadores harían la equivalencia del valor trabajo de cada bien y allí el
intercambio sería justo según él, solo que Dieterich no rompió el paradigma del
dinero y esto lo llevó a proponer una moneda llamada “Ficha de valor trabajo”
la cual circularía en mercados específicos y que el mismo asesino Hugo Chávez
llegó a ensayar con la moneda “Lionza” en un pueblo del Estado Miranda y Estado
Yaracuy en la afligida Venezuela.
Lo cierto es que
el bitcoin hace posible la vuelta al trueque sin la engorrosa transacción de
bienes físicos indivisibles, dado que un archivo electrónico que erróneamente llaman
“dinero” funge como “Ficha de valor”, eso sí, sin la estupidez marxista de
creer que el valor de un bien es el costo de trabajo si no que el bitcoin es
valorado de acuerdo a las valoraciones subjetivas de los que acuden a ese
mercado e incluso su uso es tan intimo entre comprador y vendedor que no
podemos hablar de “precio del bitcoin respecto a otra moneda” ya que varía
entre uno y otro. Quizá esto último se da por el proceso de ajuste espontaneo y
porque aún las vacas y las ovejas se siguen tasando en monedas fiduciarias pero
que sin duda pronto dejaran de existir y habrá un nuevo concepto de banca que
se relacionará más con servicios profesionales que con servicios financieros ya
que el ahorro de cualquier agente económico debe convertirse en crédito real
para que así se produzca un crecimiento sostenido de la producción de bienes y
servicios sin inflación. Estos nuevos bancos o servicios profesionales no
podrán aplicar el encaje legal y sus reservas prestadas en bitcoin serán las
mismas que tengan depositadas en sus “Wallet”, que sin duda pasarán a ser las
nuevas bóvedas bancarias que en sus inicios usaron los orfebres. En fin el BITCOIN no es más que un
facilitador de intercambios de bienes y servicios reales materialmente y la
humanidad acaba de entrar en una nueva cultura (como lo dice mi amigo Luís
Madero Coronel) que definitivamente cambiará el imaginario colectivo y
despertando a la humanidad de la hipnosis monetaria que nos ha empobrecido por
muchos años.
Lo importante
del dinero y los mercados es la propiedad privada y sobre todo la “libertad de
Elegir” más allá del respaldo que tenga una moneda, como por ejemplo Panamá que
no ha sufrido de inflación a pesar de no tener “patrón oro” ya que no tienen moneda de curso forzoso lo
que se traduce en que existe “libertad de elegir” de la moneda por parte de los
agentes económicos. Por eso un Bitcoin será siempre un Bitcoin así como una
onza de oro siempre será una onza de oro así pasen mil años y con ellas se
podrá cambiar vacas, toros, etc y no solo billetes como hoy pasa, ya que en el
mediano plazo estos “dineros fiduciarios” dejarán de existir sobre la faz de la
tierra.
Si no ha
comprado o vendido en Bitcoin quizá no entienda este artículo y no vea las diferencias
del Bitcoin con otras criptomonedas que si son controladas por algún ente que
generalmente la crean para no rendirse ante el hecho de que la historia del
dinero fiduciario, que no es más que dinero controlado por algún agente central
está llegando a su fin y la humanidad se enfrenta a la más grande libertad monetaria
que pueda darse en miles de años.
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