Un gran amigo me dijo en estos días “Los
números hablan en silencio y los gráficos gritan” (Radovan Combellas) lo que me
hizo reflexionar en que cualquier organismo, sea humano o jurídico depende de
estas ciencias para logar sus objetivos que no son más que su compromiso con la
verdad del universo con sus fenómenos y flujos cuantitativos y cualitativos.
Esta verdad por su naturaleza se consigue en forma organizada, secuencial y
obviamente lógica. Los números están operando continuamente, están operando en
el universo trayendo para si y con ellos mismos los resultados de las infinitas
ecuaciones que definen lo físico, lo lógico y humano. Son esos resultados los
que vemos día a día en movimiento, son esos resultados los que vemos en cada
lugar con sus volúmenes y formas. Son las figuras geométricas que dibujan un
edificio, son los números y gráficos que describen el resultado financiero de
una empresa, son las pasiones y deseos que definen la cultura, la personalidad y
la idiosincrasia. Los números están vivos, ellos no pertenecen al reino de este
mundo pero contradictoriamente conectan esa dimensión desconocida con la
humanidad y este bonito planeta. Es aquí donde aparece la administración que los
organiza, la contabilidad que los cuantifica, la economía que los humaniza y finalmente
el derecho que castiga o premia el resultado de esa aritmética sagrada. Quizá
sean ellos los extraterrestres o alienígenas que tanto intrigan a los seres
humanos, quizá sean ellos quienes día a día nos abrazan y premian, pero también
quizá sean ellos los que nos castigan por nuestros malos pasos. ¿No será que en ellos se manifiesta Dios sobre la
tierra? Eso creo yo mientras me preparo hoy domingo para ir a la iglesia. Amen