Actualmente hay una hipótesis de
la física que plantea la existencia de universos paralelos relativamente independientes
donde según entiendo todo lo imaginable ocurre en una u otra dimensión o
espacio. Aunque sorprende la afirmación de científicos connotados, en lo que a
mí respecta esta hipótesis me hace reafirmar que el universo paralelo habita en
nosotros mismos en ese poderoso y mágico misterio que es el pensamiento y la
imaginación. Allí en ese nuestro privado universo paralelo ocurren los hermosos
eventos que sentimos necesarios para nuestras vidas, ahí ocurren esos sueños
que no son materializados o concretados y lo más importante es allí donde no
hay espacios para la mentira o el engaño, es un universo donde conversamos y
vivimos la verdad, la libertad y el amor infinito. Y ese amor infinito se
manifiesta en lo que sentimos por nosotros mismos consintiéndonos y mimándonos con
sensualidad y absoluta sinceridad, es en esta nuestra mente donde las mentiras
de la realidad salen a flote y nos increpan, es allí donde confesamos lo que no
nos atrevemos en el mundo real, es en definitiva el mejor y más fiel consejero,
juez o quizá hasta amante. A veces pienso que la vida de un hombre o mujer
tienen espacios y tiempos relativos y que estos son intensos o no de acuerdo a
la disposición que tengamos de usar esa poderosa herramienta de los sueños y la
lectura. Cuando todo pasa lo imaginado y lo vivido se confunden y la
experiencia y la cultura se fusionan para
crear una conciencia vital de sabiduría y encanto posados en el alma. Si, el
alma, esa cosita rara que ordena o no sentir y disfrutar las sensaciones de las
cuales venimos cargados desde que aparecemos en este mundo. ¿Por qué entonces
nos empeñamos en condicionar la felicidad en cumplir las metas y objetivos si cada
día en nuestro hermoso universo paralelo podemos vibrar y erotizar nuestras
vidas?. Al final no están tan equivocados esos científicos alocados que
plantean ésta teoría, solo creo que esas distintas realidades ocurren todos los
días en nuestra poética mente. Para terminar me viene al caso una cita de García Márquez al final de su novela El
Amor en los tiempos del cólera: “Lo asustó la sospecha tardía de que es la vida
más que la muerte la que no tiene límite”. Vaya verdad nos dejo el Gabo y el realismo
mágico de su fantástico universo paralelo.