domingo, 23 de octubre de 2011

LA DESLEALTAD FINANCIERA DE EMPRESAS FAMILIARES VENEZOLANAS

Mucho se habla de la solidaridad y unión familiar que prevalece en la familia latinoamericana y muchas veces se le compara con la anglosajona desmeritando a esta última en cuanto a valores familiares. Sin embargo, se olvida mencionar que los males de Latino América (mucho de los cuales exportamos al primer mundo) se refieren a los valores relacionados a la honestidad, responsabilidad y cumplimiento de acuerdos. Muchos latinoamericanos, impulsados por las desastrosas leyes mercantiles de nuestros países están acostumbrados a violar las leyes e incumplir los acuerdos que con la sociedad y los privados se hayan comprometido. Esto ocurre también dentro de la intimidad de los negocios de las empresas familiares, en las cuales a pesar de la familiaridad con la cual se presentan y se muestran en el exterior suceden una serie de violaciones y desacuerdos dentro del seno familiar empresarial. Por eso son pocas las empresas latinoamericanas que pasan de una generación a otra comparadas con el resto del mundo, ya que la picardía (o más bien pillería) se manifiestan en estas relaciones familiares. Lo que si es común y por lo tanto encubre los delitos internos, es la arrogancia y excentricidad con la cual muestran los bienes y servicios que consumen gracias al producto financiero de sus hurtos y estafas. En Venezuela esto es una endemia, la cual se vislumbra todo el tiempo cuando grupos de empresas familiares que se han beneficiado con el lobby del gobierno, los contratos amañados y el regalo del combustible (empresas pesqueras y de transporte subsidiadas con las dádivas del estado, la prohibición de importar vehículos y licores, etc)  se pavonean en el país y en resto del mundo. Todo esto me viene al caso por mi experiencia personal familiar y dada la observación que hago de las empresas familiares venezolanas que a pesar de luchar contra la dictadura de Chávez continúan beneficiándose de los subsidios y protecciones arancelarias que solo benefician a sus negocios. Por eso creo que además de eliminar leyes absurda y trabas burocráticas, los venezolanos debemos repasar hasta el hastío el estudio de la moral y ética que nos permitan retomar el rumbo de los verdaderos valores familiares de los anglosajones -como la honestidad- a la hora de asumir algún contrato.

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