Y regresaste en una de esas madrugadas, regresaste con el
encanto de siempre y la belleza renovada. No había visto antes tu hermosa alma
alegre que se estaba adormeciendo, no sabía que mi autismo se ocupaba de
quedarse ensimismado en mi mundo y universo paralelo, ese que me estaba aislando
de ti y que tardíamente descubrí me sacaba de tu vida. Descubrí que te ibas
poco a poco, esquivando a mi egoísmo desorientado que no lograba retenerte.
Como no preocuparme de perder tus besos, como no sentir un vacío al saber que
ya tu corazón -es decir, tus emociones- no eran producidas por mi presencia, por
mi esencia que en poco tiempo pasado implicaba una alegría, un suspiro y hasta
un llanto enamorado. Hoy se que te merecen otros labios, hoy descubrí que mi
presencia ya no te enciende y sobre todo hoy descubrí que te amo tanto. Quizá
mañana te vuelva a enamorar, quizá el tiempo se descuide y te pierda para otros
y te encuentre para mí en estos sueños que hoy estamos construyendo con cada
palabra, con cada gesto, con cada detalle que observo al escuchar tu alma prisionera
que me grita todavía hay tiempo y que a veces me susurra todavía te encuentras un
poquito aquí dentro. “Soy el amo de nuestro destino, soy el dueño de volver a
conquistar tus encantos femeninos”
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