domingo, 29 de enero de 2012

POR QUÉ EL SOCIALISMO DEBE SER CONSIDERADO UN DESEQUILIBRIO MENTAL

Sin ánimos de menospreciar a las personas que moderadamente acogen esta ideología como una posibilidad de ser realizada, trataré de exponer el por qué considero que el socialismo  es una disociación psicológica y no una mera postura política, la cual sería aceptable si no atentara contra la libertad y las valoraciones subjetivas de los individuos. Y es que sucede que todos los socialismos parten del hecho de que el individuo debe ser el medio por el cual la “sociedad” debe conseguir sus objetivos. Partir de que el individuo debe ceder su privacidad y autoestima a favor de la sociedad atenta precisamente contra esta y quienes proyectan esta vía “socialista” demuestran que no tienen respeto y valoración a su propia autoestima, y además -lo más grave- para sentirse realizados necesitan hundir en su autodestrucción a los otros individuos que les rodean. Una propuesta política no puede considerarse como una ideología si sus principios exigen la confiscación de la personalidad de los individuos y mucho menos el sacrificio de sus valores individuales (autoestima). Esa actitud ante la vida y esa lucha por tratar de imponer ese modelo social al conjunto de los individuos es lo que precisamente manifiestan los arrogantes totalitaritarios en sus valores inmorales al profesar el socialismo, que además de generar distorsiones sociales incuban el germen de la violencia natural de los seres humanos ante la amenaza de su libertad. Precisamente por esto los socialismos no pueden ser tratados como algo normal y aceptable políticamente, ya que las patologías mentales se caracterizan por la violencia del mismo enfermo y a la gente que los rodea. Cuando alguien manifiesta una actitud y comportamiento que no se adapta al mundo real  y sus palabras y propuestas no responden a la lógica del mundo práctico, se le debe considera un trastorno y es esto una de las características de los socialistas y sus incoherentes propuestas sociales alejadas de la realidad y la lógica del comportamiento humano. Por esto es que una ideología con estos defectos no puede ser un fenómeno político (mucho menos políticamente viable).  Hay que diferenciar cuando la actitud existe pero no se pretende llevar a la realidad ni imponer a otroindividuo, lo cual correspondería a la poesía o al arte, que generalmente se plantean en obras literarias donde las palabras superan la realidad. En ese campo hablamos de arte, literatura o cualquier otra manifestación artística (incluso hasta filantropía), pero jamás de ideología política o filosofía.  La vida de los siete mil millones de hombres y mujeres que habitan el planeta tierra y sus respectivas valoraciones subjetivas cambian cada segundo dada la razón que nos caracteriza como seres humanos, y pretender controlar y dirigir semejante cantidad de voluntades es una presunción arrogante que está en el orden de las distorsiones psicológicas y no en la política. Antes de las desgracias que ocasiono Hitler con el “Nacional Socialismo” el mundo lo trataba como un ideólogo y estadista y sólo pocos se dieron cuenta de su patología. Hoy día cuando alguien manifiesta su simpatía por el nazismo no se le trata como un político sino como un disociado mental, por lo que creo debemos investigar este fenómeno del socialismo en el orden psicológico y no esperar a que ocurran más desgracias para ubicar adecuadamente en el campo de la ciencia esta “supuesta” ideología.    

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