En el libro de
Guillermo Rodríguez González “LIBRES DE ENVIDIA: la legitimación de la envidia como
axioma moral del socialismo” (Unión Editorial 2015), se describe muy bien como
la envidia que generaba el líder de una tribu al favorecer en la repartición de
bienes a un miembro en particular (generalmente descendiente de ese líder)
generaba envidia que ocasionaba conflictos internos que muchas veces terminaban
en un nuevo liderazgo después de sangre y fuego. Es por eso que no es casual
que las armas (hachas, lanzas, cuchillos) fueron los primeros instrumentos
usados para hacer intercambios voluntarios pero no pacíficos de bienes y
servicios en ausencia del dinero. Estos conflictos internos también comenzaron
a trasladarse a otras tribus ocasionando igualmente sangre y fuego producto de
la envidia entre fronteras de una tribu hacia sus vecinos incluyendo un nuevo
servicio como la esclavitud. Ahora bien,
después de la sangre y fuego con las armas como conector entre el trabajo y la
producción que este genera para su distribución aparece la otra institución
espontanea pacífica como el dinero (sal, pieles, tabaco, plata, oro) como
conector de la producción y distribución de bienes y servicios, es decir
aparece el mercado libre. La humanidad pasó del uso de las armas (socialismo)
al uso del dinero (capitalismo) para hacer esos intercambios. Es decir las armas son el conector persuasivo
de intercambios violentos (el ladrón con el arma te entrega miedo y tu le
entregas tus pertenencias o tu libertad) y seguidamente el dinero como conector
persuasivo de intercambios pacíficos (el comerciante te entrega un producto o
servicio y tu le entregas el bien que usas como dinero sin ningún temor).
Lo que me parece que sucede en
Venezuela es que el socialismo nos llevó a la barbarie original que genera la
envidia y nos ha convertido en tribus
que como en los inicios de la humanidad recurriremos a las armas para resolver
nuestros conflictos. Aunque trágico no deja de resultar interesante analizar
que este proceso de retroceso social al mundo primitivo fue producto de la
degradación moral del dinero venezolano como lo es el bolívar que desde 1961
comenzó a destruir su valor de compra dado la perversa manipulación que los
socialistas han hecho de él en más de 60 años (durante este tiempo se ha
impreso tanto dinero inorgánico que se le han quitado 6 ceros para ocultar esta
destrucción). Y es que si el conector civilizatorio que produce el dinero se
destruye no puede haber una consecuencia distinta a retornar a prácticas
primitivas como el trueque (medianamente pacífico) o a las armas absolutamente
violentas. Sin embargo hay que destacar que esa necesidad de la división
racional del trabajo que no es más que la especialización es motivada a la
búsqueda de incrementar la productividad como ocurrió al pasar de ser
individuos autónomos menos productivos a individuos más productivos con dicha
especialización que genera la división del trabajo. Si el Estado que se supone
es el garante de mantener el orden público se ha desmoronado y el dinero como
institución destruido vemos como los antiguos burócratas han quedado en ventaja
sobre el resto de la sociedad al monopolizar las armas sin estado de Derecho lo
que generará que las fuerzas del mercado y la acción natural humana de
preservar sus valores y derechos naturales (vida, propiedad y libertad)
comenzarán a armarse como ocurrió ayer en Barquisimeto que por primera vez
murieron 7 violentos que antes no habían recibido respuesta violenta de parte
de los civiles que en búsqueda de la paz no les ha quedado de otra que recurrir
a la armas y su violencia implícita. Este proceso natural del ser humano
necesariamente persuadirá a todos en la búsqueda de la paz, incluso a los delincuentes
que hoy aterrorizan a Venezuela. Sin
duda esas fuerzas del mercado de la violencia que generan las armas entrarán en
equilibrio dando paso de una violencia envidiosa (socialismo, guerra civil) a
la paz y la concordia (capitalismo, libre mercado) dejando de usar las armas
como conector social y volviendo a usar el dinero como mecanismo de
intercambio. Es por eso que después que pase esta tragedia es necesario hacer
reformas monetarias que garanticen que no se vuelva a vivir hiperinflación.
Esto se logra sí y solo sí se establece el libre uso monetario (que cada quien
use la moneda que desee) y la competencia entre monedas privadas respaldadas en
oro como bien los aconsejó F. V. Hayek en su libro “La desnacionalización del
Dinero” (Unión Editorial, 1976). Otras de las reformas que se deben hacer (más
allá de las consideraciones morales) es el porte lícito de armas,
porque una sociedad armada persuade a los violentos de usar el dinero como
medio de intercambio y no como ahora que vemos el uso de las armas para
lograrlo.
Creo que Venezuela después de
salir de la tragedia y la barbarie no se puede permitir en alejarse de las
ciencias económicas y sus rigurosas leyes matemáticas y axiomáticas, es decir ya
no se puede dar el lujo de volver a monopolizar el dinero con un Banco Central
que lo pervierte con su manipulación e impresión inorgánica pero tampoco se
puede dar el lujo de prohibir a los ciudadanos a armarse para su legítima
defensa porque de no hacer esas dos principales reformas (entre otras)
correremos el riesgo de volver a vivir esta tragedia que hoy producto de
destrucción de las principales instituciones como el dinero y la defensa ha
destruido el Estado y la convivencia pacífica en libertad e intercambios
voluntarios, lo que se traduce en que:
Ya no podemos seguir siendo
socialistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario